La inteligencia emocional, según Goleman (1995), es la capacidad de motivarnos, perseverar a pesar de las frustraciones, controlar impulsos y regular nuestro estado de ánimo. También incluye la habilidad de empatizar y confiar en los demás (citado por Garcia-Ancira, 2019).
Fernández (2020), menciona que, aunque se pensaba que solo la inteligencia lógico-matemática era clave para el rendimiento académico, el concepto de inteligencia emocional ha ganado relevancia desde su introducción por Salovey y Mayer en 1990 y su popularización por Goleman en 1995. Hoy en día, se entiende como una herramienta esencial en el desarrollo personal y académico.
Características de la inteligencia emocional
Según Salovey y Mayer, la inteligencia emocional abarca cuatro habilidades básicas:
- Percepción de emociones
- Expresión emocional
- Facilitación emocional
- Comprensión y regulación de emociones
Goleman añade que esta capacidad implica reconocer los sentimientos propios y ajenos, lo que permite una mejor gestión de las emociones y relaciones interpersonales. Las cinco habilidades que propone son:
- Descubrir emociones
- Reconocer emociones
- Manejarlas efectivamente
- Crear motivación propia
- Gestionar relaciones personales
El desarrollo de la inteligencia emocional comienza con el autoconocimiento y se extiende a la comprensión de cómo nuestras emociones afectan a los demás.
¿Cómo lograrlo en el ambiente universitario?
Martin-Albo y Castro (2012) destacan que las personas con inteligencia emocional bien desarrollada tienen:
- Mejor habilidad para percibir y manejar sus emociones.
- Relaciones interpersonales más recíprocas y positivas.
- Mejores habilidades de regulación emocional.
Pasos para desarrollar la inteligencia emocional en la universidad
- Reconocer las propias emociones.
- Ser consciente de tus emociones a través de la escritura, como en un diario o un poema, o al leer novelas emocionales. Observa tus sensaciones corporales en las interacciones.
- Comunicar emociones de manera efectiva.
- Hablar abiertamente sobre lo que sientes y cómo afecta tus relaciones. La honestidad en la comunicación es clave.
- Comprender lo que se siente.
- Mantener congruencia entre tus emociones, pensamientos y acciones. Observa también las emociones de los demás y busca la congruencia en sus respuestas.
- Regular tus emociones para mejorar relaciones.
- Aprender cuándo es necesario expresar tus sentimientos y cuándo es mejor esperar. Esto ayuda a manejar conflictos de manera más efectiva.
Beneficios de una buena inteligencia emocional
Caal, Cruz, De León y Hernández (2013) argumentan que una actitud emocionalmente inteligente conlleva varios beneficios:
- Mejora la salud mental y emocional
- Permite una reacción positiva al estrés
- Aumenta el rendimiento académico
- Fomenta la motivación y el enfoque en objetivos
- Potencia habilidades de liderazgo
- Promueve la empatía y relaciones interpersonales armoniosas
Conclusión
Desarrollar la inteligencia emocional es esencial para enfrentar los desafíos de la vida universitaria. No solo mejora el bienestar personal, sino que también enriquece nuestras interacciones y contribuye a un ambiente más saludable y colaborativo.
Referencias
- Goleman, D. (1995). Inteligencia emocional. Ediciones B.
- Fernández Berrocal, P. (2020). La inteligencia emocional como fundamento de la educación emocional. Universidad de Málaga.
- García-Ancira, C. (2020). La inteligencia emocional en el desarrollo de la trayectoria académica del universitario. Rev. Cubana Edu. Superior.
- Pérez Rojas, A. (2012). Inteligencia emocional y motivación del estudiante universitario. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
- Caal Arredondo, T. V., Cruz Samayoa, N. A., De León Toledo, P. M., & Hernández Andrino, L. M. (2013). Beneficios de ser inteligente emocionalmente. Universidad de San Carlos de Guatemala.
Por: Mtro. José Ángel Espinoza Maldonado
Academia de Psicología, Universidad de Oriente